Los niños recién nacidos sanos poseen ciertos patrones motores innatos y coordinados. Por el contrario, en el caso de los recién nacidos con algún tipo de parálisis cerebral, encontramos con frecuencia reacciones espásticas no coordinadas. Como resultado de la la terapia Vojta, se consigue desarrollar estos patrones en estos bebés. Asímismo, se consigue desbloquear el desarrollo motor, el cual es uno de las consecuencias de la parálisis cerebral. Como resultado, la terapia Vojta se puede aplicar en bebés (lactantes), niños y adultos con excelentes resultados.

Por último, una de las aplicaciones más interesantes de la terapia Vojta consiste en el diagnóstico precoz en lactantes. Es decir, partiendo de la observación de los patrones motores de los bebés, se puede descubrir de forma temprana algunas alteraciones del desarrollo motor. Algunas de las reacciones que se valoran son la motricidad esponánea, la evaluación del desarrollo de los reflejos primarios y las reacciones posturales. De este modo, se puede proporcionar una terapia adecuada de forma inmediata (en los primeros seis meses de vida del bebé). De esta forma se previenen los procesos motores erróneos y también se garantizan las mejores opciones de curación.

En conclusión, se puede afirmar que la terapia Vojta constituye una forma única de detección temprana, durante el periodo de lactancia, de alteraciones posturales y del movimiento de los bebés.